Arbol de quinotos
Abajo el Quijote | Trailer Legendario
Apartamentos tipo motel en una ubicación excelente para descubrir Almagro y sus alrededores. Limpio, cómodo, aparcamiento seguro justo fuera. Francisco es muy amable y servicial. La plaza del pueblo con muchos restaurantes y bares está a un paseo.
Limpieza, comodidad, cama muy cómoda, moderno, grande, coche dentro del patio junto al apartamento, buena ubicación, barbacoa en patio, amabilidad y cercanía del propietario. Muy contento con la estancia.
El trato recibido por el anfitrión, atención de 10. El apartamento acogedor. Y la zona exterior muy bien. Además nos dejó las llaves el domingo hasta que nos tuviésemos que ir sin importar la hora, ya que no tenía huéspedes que entrasen el día de nuestra salida.
Política de niñosLos niños de todas las edades son bienvenidos.Los niños de 4 años o más se consideran adultos en esta propiedad.Para ver los precios correctos y la información de ocupación, añada el número y las edades de los niños en su grupo a su búsqueda.Política de cunas y camas supletoriasLas cunas y camas supletorias no están disponibles en esta propiedad.
El quijote. Teatre Principal de Palma 2014 - 2015
Ilustración de Gustave Doré, en un aguafuerte de H. Pisan, que representa a Don Quijote con una bellota en la mano derecha, mientras habla de los buenos tiempos en que el hombre "para ganar el alimento de cada día no necesitaba más trabajo que extender la mano y recogerlo de las robustas encinas que le invitaban generosamente con sus dulces frutos maduros".
Siguiendo el consejo de un amigo novelista, he estado leyendo Don Quijote de Cervantes. Me la recomendaron por sus méritos literarios ("Flaubert se sabía la novela de memoria antes de aprender a leer", me dijo mi amigo), pero en el capítulo XI me encontré con un pasaje que atraía más al quercófilo que al bibliófilo. Después de haber luchado contra molinos de viento y de haber salido maltrecho pero victorioso de su encuentro con un vizcaíno, en este capítulo el héroe de Cervantes y su compinche Sancho Panza comparten la cena de unos cabreros. Y después de la comida el grupo toma un sabroso postre de bellotas secas. Conocía la noción de bellota comestible, y había disfrutado de la presentación de Béatrice Chassé sobre la historia de las bellotas en la dieta humana en la 8ª Conferencia del IOS[1], pero aún así me sorprendió y encantó encontrar un relato tan específico y detallado de la práctica.
Músicas de Don Quijote: IV. Zarabanda
Salvador Tusell (fl 1890-1905), Ilustración para 'El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha' (c 1894), acuarela según Gustave Doré, dimensiones desconocidas, Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, Sevilla, España. Wikimedia Commons.
En el episodio anterior, Don Quijote y Sancho Panza cabalgaron lejos del palacio del Duque, y primero se cruzaron con campesinos que llevaban tallas de madera para el retablo de su aldea. A continuación conocieron a dos jóvenes y a un hermano que estaban creando una nueva Arcadia en el bosque. Tras almorzar con ellos, la pareja se colocó en medio del camino justo cuando una manada de toros era conducida por él. Como el caballero se negó a moverse, él y Sancho fueron pisoteados por ellos. Se lavaron el polvo en una fuente, donde volvieron a comer antes de dirigirse a una posada. A pesar de ofrecerles lo que quisieran, el ventero sólo pudo proporcionarles un lúgubre guiso de talón de vaca. Oyeron a dos hombres en la habitación contigua hablando del segundo libro sobre Don Quijote. Cuando el caballero les dijo que estaba al lado, se acercaron y les invitaron a cenar con ellos a mejor precio. La discusión sobre lo que se contaba en el libro disuadió a don Quijote de seguir hacia Zaragoza, por lo que a la mañana siguiente se dirigieron a Barcelona.
Basilio/Don Quijote 2015 Ópera Nacional de Finlandia
En fin, habiéndosele ido la cabeza, se le ocurrió la idea más extraña que jamás se le ocurrió a un loco en este mundo, y fue que creyó que era justo y necesario, así para el mantenimiento de su honor como para el servicio de su patria, que se hiciese caballero andante, recorriendo el mundo con armadura y a caballo en busca de aventuras, y poniendo en práctica él mismo todo lo que había leído que eran las prácticas usuales de los caballeros andantes; corrigiendo todo tipo de males, y exponiéndose a peligros y peligros de los que, al final, cosecharía fama y renombre eternos. El pobre hombre ya se veía coronado por el poder de su brazo, Emperador de Trebisonda al menos; y así, llevado por el intenso placer que encontraba en estas agradables fantasías, se dispuso inmediatamente a poner su plan en ejecución.